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Hoy en día, raro es el dispositivo que no está conectado a internet y a sus redes sociales. Pero ¿realmente somos conscientes de lo que publicamos, y el alcance que podemos llegar a tener?

Antes de entrar en materia, un poco de historia. La gran telaraña mundial, o lo que es lo mismo, la World Wide Web (WWW) empezó su andadura a principios de los 90. Mucho ha llovido desde entonces, y en algo más de 20 años desde su presentación en sociedad, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, tanto a nivel de equipos como de software. Todo ello, ha conllevado una mejora en las comunicaciones, a todos los niveles, y quizás haya sido esa necesidad de comunicación, de estar informados, lo que ha provocado la aparición y el auge de las llamadas redes sociales.

Hay redes sociales para todos los gustos, de fotografía, de cotilleos, empresariales… pero ¿realmente controlamos lo que publicamos en ellas? La respuesta es sencilla. Una vez que publicamos alguna información en una red social, está disponible para que cualquier persona que acceda a ella pueda hacer uso de ella.

 

¿Qué puedo hacer para mantener el control de la información?

Nada en absoluto. Es lo bueno y lo malo de las redes sociales. Nuestra información llega a nuestros contactos, pero nadie puede controlar lo que estos contactos harán luego con ella, es decir, guardarla, hacerla llegar a otros contactos, etc.

Es por esto por lo que siempre recomendamos que se medite previamente sobre aquello que vamos a publicar, antes de proporcionar herramientas a los delincuentes para hacernos la vida imposible.

 

¿Cómo pueden usar los delincuentes lo que publico?

Por poner un ejemplo sencillo. Muchas redes sociales nos permiten indicar si vamos a asistir a un evento. Si confirmamos nuestra asistencia de manera pública, estamos informando de que no vamos a estar en casa en un momento determinado. Los amigos de lo ajeno agradecerán que les facilites su tarea.

Otro ejemplo mucho más grave ya que afecta a seres indefensos: la difusión de contenido con menores de edad. Debemos tener presente que no sabemos qué clase de persona puede tener acceso a esa información. Así que insistiremos para dejarlo bien claro:

Cuidado al publicar contenido con menores.

 

¿A nivel empresa qué puedo hacer?

Como siempre, lo más apropiado es que consultes con aquella persona que lleve tu informática. Nuestro consejo es que te asesores con un Community Manager.

 

¿Y qué es un Community Manager?

Básicamente es un profesional, o una empresa compuesta por profesionales del marketing, que se encargaría de la gestión y desarrollo de tu empresa en el mundo digital. Entre sus funciones estaría la gestión y desarrollo de la comunidad online de tu marca o empresa, así como la de aumentar dicha comunidad y la de detectar a potenciales clientes. De esta forma, el Community Manager sería el responsable último de lo que tu empresa publicaría o no en las redes sociales, con el fin de no dañar la imagen hacia clientes o proveedores.

 

¿Y a nivel privado?

A nivel privado, seguir los consejos de la Policía no es una mala idea. No dar demasiados datos sobre tus futuras actividades, así como evitar poner contenido con menores, es un buen principio.

Emplea siempre el sentido común, antes de lanzar una publicación en tus redes.